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martes, 7 de septiembre de 2010

ACOSTUMBRARSE A UNA NUEVA VIDA



Desde hace un poco más de una semana por problemas de salud me encuentro fuera de servicio –y cuando digo fuera de servicio es sin compu, libros, ni nada-, esa fue la primera recomendación médica más un almacén de medicina que ni se imaginan, pero bueno no es la primera vez que enfermo de esa manera, de hecho desde los doce o catorce años he padecido un sinnúmero de enfermedades con las que tengo que aprender a vivir y que llegan a un punto en que se tornan insoportable. 

El hecho es que no puedo dormir o más bien no me da sueño, puedo pasar despierta toda la noche y al día siguiente no pasaba nada, no tenía sueño, ni de día, ni de noche, hasta que hace una semana tuve problemas de salud, por lo que me han recetado muchos tranquilizantes para dormir, sin embargo es muy poco el avance. Le pregunté a la Doctora cuanto debo dormir, me contestó por tu juventud y … 8 horas –ya lo había leído en revistas medicas-, el caso es que a mí me parece muchísimo dormir una tercera parte del día, pero bueno esas son las reglas.

La verdad es que más que todo me han recomendado (ordenado) que cambie mi hábito de vida y que duerma más, que me relaje, que no piense en nada que me moleste, pero es muy difícil adaptarse a esto, por ejemplo yo le decía a la Doctora que odio la mediocridad y esto hace que pase horas leyendo sobre todo, nunca me conformo, ni me gusta hacer las cosas iguales a los demás, siempre busco hacer algo mío que lleve mi sello personal.
Debido a este problemilla de salud es que no he actualizado el blog, pero si Dios me lo permite la próxima semana nos iremos normalizando, el caso es que buscando por ahí consejos sobre cómo gastar mi tiempo que no sea estudiando, he encontrado algo muy interesante que quiero compartir con ustedes: 

Por: Luza Alvarado

La situación de la salud en algunos países del continente americano es bastante grave. Las autoridades de salud han comenzado a tomar acciones, sin embargo no se puede esperar que el gobierno resuelva algo que, en primera instancia, corresponde al individuo. Si nos pensamos como seres integrales y no como estómagos con patas, veremos que no basta con modificar nuestra alimentación: hacer un cambio en el estilo de vida que llevamos es más efectivo que mil dietas.



Buscando información sobre formas sencillas y económicas para tener una vida más equilibrada, encontré en el sitio Healthy Theory un artículo sobre Dan Buettner, explorador de National Geographic, quien después de trabajar durante años en una investigación sobre longevidad y hábitos de vida, publicó un libro titulado "The Blue Zones: Lessons for Living Longer From the People Who've Lived the Longest" (Las Zonas Azules: lecciones de la gente más longeva para vivir más tiempo).
Las llamadas Zonas Azules son regiones o poblados donde la gente supera las 9 décadas de vida en excelente condición física y lucidez mental: Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia) o la Península de Nicoya (Costa Rica), entre otras, se distinguen por tener a las poblaciones más longevas, sanas y tranquilas de todo el planeta.

Los nueve hábitos saludables


Buettner identificó que los pobladores de las zonas azules tienen en común nueve hábitos que los llevan a tener una vida más larga, feliz y saludable. Así, afirma que con incluir seis de ellos en nuestro día a día, ya estaremos mejorando nuestra vida de manera notable. Cabe destacar que sólo tres factores están relacionados con el ejercicio y los otros seis, con factores sociales. Por tanto "rodearse de gente activa y saludable hace más fácil que uno adquiera esos mismos hábitos", insiste el investigador.
1. Muévete naturalmente: camina, cultiva un jardín, juega con los niños. Contra todo lo que se pueda pensar, nuestros cuerpos no están hechos para aguantar pesadas rutinas de gimnasio sino para realizar actividades baja intensidad física, pero de manera continuada. 

2. Los habitantes de las zonas azules no hacen dietas, comen inteligentemente; su alimentación está basada en grandes cantidades de vegetales cultivados localmente y muy poca proteína. No tiene gran ciencia, requiere disciplinarse para generar -en nosotros y en la gente que queremos- otra forma de pensar la alimentación. Consume vegetales frescos y locales, limita tu ingesta de carne, alimentos procesados, grasas y azúcares refinados. Toma agua fresca e infusiones de hierbas que estimulen tus órganos y los mantengan sanos.

3. Toma vino tinto: 1 copa, 1 vez al día, 4 veces por semana (aprox). Además de relajarte y ayudarte a sociabilizar, contiene suficientes antioxidantes para combatir el cáncer, reducir inflamaciones y bajar el colesterol. 

4. No comas hasta sentirte lleno. Recientes estudios con roedores revelan que quedarse con "ese pequeño huequito" estimula una hormona que combate el estrés y la depresión. Cuando estés satisfecho al 80% de tu capacidad estomacal, para de comer. Al cabo de unas semanas, comenzarás a ver los cambios en tu digestión.

5.La gente de las zonas azules casi no padece estrés: bájale al ritmo, medita, toma un baño en tranquilidad o hazte de un hobby. Busca la manera de simplificar tu vida, date tiempo para desconectarte del mundo por lo menos una vez al día.

6. Tener una razón para levantarse cada mañana ayuda a reducir el estrés: dale un sentido a tu vida. Si de pronto te falta inspiración, intégrate a una actividad comunitaria o de voluntariado, eso siempre ayuda a revalorar lo que tienes. Sobre todo, haz un trabajo que te guste; mantendrá alta tu autoestima y tu sistema inmune.
7. Dicen que todo se pega. Y es cierto: rodearse de otras personas que también buscan mejorar su alimentación y su forma de vida, ayuda a sentirse apoyado y fortalece el sentido de pertenencia. Se ha comprobado que existe una relación biológica entre el contacto social y el funcionamiento equilibrado de nuestro cuerpo. Obviamente, no se trata de conectarse a una red virtual y tener mil amigos en el FB, sino de fortalecer el contacto humano.

8. Según especialistas en el comportamiento humano, la gente que se guía por valores espirituales y se siente parte de un plan mayor, presenta, entre otras ventajas físicas, un sistema inmunológico más fuerte. Buettner recomienda seguir un sistema de creencias y realizar prácticas espirituales, como la meditación, el yoga o la oración, ya que aportan beneficios a la salud de manera integral. 

9. La gente que vive en las zonas azules, hace de la familia su prioridad y mantiene relaciones solidarias con los que lo rodean. (Buettner aporta una cifra sorprendente: en EUA, un padre invierte sólo diecinueve minutos al día en la crianza de sus hijos). Coloca a tu familia por encima de otras prioridades, trabaja en simplificar tu rutina, busca actividades que puedas hacer con tus hijos y, si es posible, con primos, tíos, sobrinos, etc. Involucrar a los niños en decisiones saludables es un gran comienzo para que ellos, a su vez, opten en adelante por una vida saludable.

Y a pesar de todo lo que se dice en todas partes sobre cómo vivir más y mejor, todavía hay gente que insiste en que no hay nada qué hacer porque "la genética es la que determina nuestra predisposición a las enfermedades". Sin embargo, los científicos han confirmado que nuestros antecedentes genéticos sólo participan en el 25% de las causas, el resto tiene que ver con nuestra forma de vivir, pensar y actuar.

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