Caminando apresuradamente por las Calles de mi ciudad, justamente a la hora del alba, cuando los pájaros insolentes cantan y el sol apenas mira a la tierra, me encuentro una verdad amarga, de la que nadie quiere hablar, es la otra cara de Granada que preferimos ocultar o al menos intentamos ignorar, ahí están esos jóvenes ángeles con sus cuerpos y almas intoxicadas por el alcohol, la droga y el desprecio, durmiendo sus penas en las aceras de la Ciudad Turística. El panorama no podría ser más desolador, en pleno siglo XXI, estos jóvenes son los nuevos esclavos de una sociedad hipócrita, superficial y materialista, en el propio centro de la ciudad, no tienen un techo, comida, esperanzas, sueños, son los hijos de la nada, de la indiferencia, de la intolerancia, de la discriminación y lo peor es que sufren en silencio, sin una mano amiga que los resguarde, sin una voz que les de un consejo, sin políticos que se preocupen por su bienestar.
A esos boys –como dirían los anglos que pasean por la Ciudad-, les llaman vagabundos, antisociales, pandilleros, huele pega y otros epítetos que mejor me guardo. Señalar a alguien es muy fácil, las personas nos especializamos en juzgar, como si fuésemos dioses, pero ayudar o tan siquiera entender es lo difícil. No hay nada más triste que vivir sin sueños, todo el tiempo intoxicado, si le preguntásemos a cualquiera de esos muchachos que por qué eligió ese camino, seguramente nos diría que ni siquiera fue por elección, sino que fue arrastrado hacia él por las desigualdades y limitaciones que se le brindó.
Por ellos se puede hacer mucho, precisamente por estos días (31 de enero) se conmemora el fallecimiento de Don Bosco, el eterno Joven Sacerdote que rescató jóvenes en riesgo, brindándoles amor y la oportunidad de aprender un oficio digno, para ser útiles a su semejantes. ¿Cómo lo hizo? Sin tener ningún capital, ni aliados, lo hizo por lo que mueve montañas fe y voluntad.
Aunque debemos emular la obra de Don Bosco, la ayuda para estos jóvenes debe ser institucional, por ejemplo en este año electoral, porque no demuestran su voluntad de servicio al pueblo, los Candidatos a Diputados que se piensan reelegir o no, donando unos dos meses de su salario. 92 por $3,000 (supuestamente) por 2, con esta suma perfectamente se crea un modesto hogar-oficio para los jóvenes de Granada, la cara que más venden. Pero son solo ideas, quienes tienen el poder de cambiar las cosas son ellos, ojalá que Dios los ilumine y verdaderamente comiencen hacer algo por estos muchachos, a los que se les ha negado el poder optar a una vida digna.
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