Desde 1979, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebra cada 16 de octubre, el Día Mundial de la Alimentación, con el fin de concientizar a los Gobiernos y Población en general sobre la necesidad de garantizar el derecho humano de la Alimentación, sin embargo hasta el día de hoy la situación no ha cambiado, peor aún ha empeorado.
No hay nada que celebrar este día para las mil millones de personas (1 cada 6) que sufren hambre todos los días, según información suministrada por la ONU el 16 de octubre del año 2009.
En nuestro mundo globalizado, la gente sigue muriendo de hambre, 100,000 vidas se pierden cada día por falta de alimentos, cada siete segundos muere de hambre un niño menor de 10 años, 500 millones de personas sufren desnutrición crónica, 2600 millones de personas viven con menos de 2 dólares por día, la mayor parte de los afectados son de las zonas rurales de Asia y África.
Según la ONU, las causas del hambre en el mundo son la crisis financiera internacional y el encarecimiento de los alimentos, discurso que sus Autoridades repiten en toda las conferencias, sin que hasta el momento expongan acciones concretas que ayuden a mitigar el hambre.
Todos los seres humanos, sin importar nuestra condición, tenemos derecho a la alimentación, el cual es un derecho inalienable, básico y universal, por lo consiguiente los Gobiernos deben garantizar a sus ciudadanos el acceso a los alimentos necesarios y suficientes que permitan satisfacer sus necesidades básicas alimentarias asegurando la Salud y Calidad de Vida de la población.
Este siglo debe llamarse el siglo del consumismo y las desigualdades, una familia alemana gasta en alimentación de una semana 501 dólar, contrario a una familia en Chad que gasta 1.23 dólar. La sexta parte de la población mundial (16.6%) percibe cerca del 80% del ingreso mundial, el 57% de los 6 mil millones de habitantes del planeta que viven en los 63 países más pobres del mundo reciben apenas el 6% del total de ingreso mundial. Las riquezas se concentran en manos de unos pocos no sólo en los países pobres sino también en los industrializados como Estados Unidos, China y Europa. Las tres personas más acaudaladas del mundo poseen riquezas que sobrepasan el PIB de los 50 países más pobre del planeta. Un abogado de Estados Unidos gana en una hora, lo que percibe un campesino de Filipinas en dos años.
Así está nuestro mundo –no fraccionado-, sino unido por la Globalización, que beneficia únicamente a unos pocos, los países industrializados son cada vez más ricos, los pobres cada vez tienen mas desgracia, lo que hace evidente el desequilibrio económico y concentración de la riqueza para algunos.
No callemos, solidaricémonos con aquellos que no tienen un pedazo de pan para comer, con los que no tienen una gota de agua para beber, con aquellos para quienes cada amanecer es amargo, por esos que no tienen esperanzas, por esos que no encuentran en la vida una razón para ser feliz. No desperdiciemos la comida, no compremos lo que no necesitamos, integrémonos a programas que ayudan a las personas necesitadas, compartamos lo mucho o lo poco que tengamos con los que no tienen nada.
Es verdad que exterminar la pobreza está en manos de las instituciones mundiales de los países poderosos y de las políticas oportunas y sabias de los países en vías de desarrollo, pero también en manos de todos, de cada uno de nosotros, gente común, una persona puede hacer la diferencia, podemos cambiar el rumbo hacia el que está girando nuestro mundo, que el hambre no nos sea indiferente, imaginemos por un momento que los que están muriendo de hambre son nuestros padre, hermanos, hijos, nosotros mismos, verdad que no quisiéramos morir o ver morir a los nuestros por falta de alimentos.
Los Medios de Comunicación nos muestran una cara del mundo (compra pepsi cola, coca cola, hamburguesas), pero no nos muestran las imágenes tristes y desoladas del hambre. No nos dejemos engañar, en el mundo hay alimentos suficientes para todos, pero está acaparado por unos cuantos.
No hay nada que celebrar este día para las mil millones de personas (1 cada 6) que sufren hambre todos los días, según información suministrada por la ONU el 16 de octubre del año 2009.
En nuestro mundo globalizado, la gente sigue muriendo de hambre, 100,000 vidas se pierden cada día por falta de alimentos, cada siete segundos muere de hambre un niño menor de 10 años, 500 millones de personas sufren desnutrición crónica, 2600 millones de personas viven con menos de 2 dólares por día, la mayor parte de los afectados son de las zonas rurales de Asia y África.
Según la ONU, las causas del hambre en el mundo son la crisis financiera internacional y el encarecimiento de los alimentos, discurso que sus Autoridades repiten en toda las conferencias, sin que hasta el momento expongan acciones concretas que ayuden a mitigar el hambre.
Todos los seres humanos, sin importar nuestra condición, tenemos derecho a la alimentación, el cual es un derecho inalienable, básico y universal, por lo consiguiente los Gobiernos deben garantizar a sus ciudadanos el acceso a los alimentos necesarios y suficientes que permitan satisfacer sus necesidades básicas alimentarias asegurando la Salud y Calidad de Vida de la población.
Este siglo debe llamarse el siglo del consumismo y las desigualdades, una familia alemana gasta en alimentación de una semana 501 dólar, contrario a una familia en Chad que gasta 1.23 dólar. La sexta parte de la población mundial (16.6%) percibe cerca del 80% del ingreso mundial, el 57% de los 6 mil millones de habitantes del planeta que viven en los 63 países más pobres del mundo reciben apenas el 6% del total de ingreso mundial. Las riquezas se concentran en manos de unos pocos no sólo en los países pobres sino también en los industrializados como Estados Unidos, China y Europa. Las tres personas más acaudaladas del mundo poseen riquezas que sobrepasan el PIB de los 50 países más pobre del planeta. Un abogado de Estados Unidos gana en una hora, lo que percibe un campesino de Filipinas en dos años.
Así está nuestro mundo –no fraccionado-, sino unido por la Globalización, que beneficia únicamente a unos pocos, los países industrializados son cada vez más ricos, los pobres cada vez tienen mas desgracia, lo que hace evidente el desequilibrio económico y concentración de la riqueza para algunos.
No callemos, solidaricémonos con aquellos que no tienen un pedazo de pan para comer, con los que no tienen una gota de agua para beber, con aquellos para quienes cada amanecer es amargo, por esos que no tienen esperanzas, por esos que no encuentran en la vida una razón para ser feliz. No desperdiciemos la comida, no compremos lo que no necesitamos, integrémonos a programas que ayudan a las personas necesitadas, compartamos lo mucho o lo poco que tengamos con los que no tienen nada.
Es verdad que exterminar la pobreza está en manos de las instituciones mundiales de los países poderosos y de las políticas oportunas y sabias de los países en vías de desarrollo, pero también en manos de todos, de cada uno de nosotros, gente común, una persona puede hacer la diferencia, podemos cambiar el rumbo hacia el que está girando nuestro mundo, que el hambre no nos sea indiferente, imaginemos por un momento que los que están muriendo de hambre son nuestros padre, hermanos, hijos, nosotros mismos, verdad que no quisiéramos morir o ver morir a los nuestros por falta de alimentos.
Los Medios de Comunicación nos muestran una cara del mundo (compra pepsi cola, coca cola, hamburguesas), pero no nos muestran las imágenes tristes y desoladas del hambre. No nos dejemos engañar, en el mundo hay alimentos suficientes para todos, pero está acaparado por unos cuantos.
eso es cierto, lo que podemos ser es un poco mas condadosos con las demas persona.
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