"El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído sino también creído".
El año pasado por razones propias de mi trabajo, tuve el inmenso honor de conocer a Doña Petronila de los Ángeles Salinas Reyes, madre de los Heroicos Hermanos Augusto Cesar y Bayardo Enrique Salinas –Mártires de la Revolución-.
La señora Salinas a sus 95 años nos contaba con una perfecta lucidez su historia, su vida llena de lucha en aquellos tiempos de la Etapa Somocista y es que ella estuvo a cargo de varias casas de seguridad –refugios clandestinos de los guerrilleros revolucionarios-, en una de las cuales acogió al Aposto de la Revolución Camilo Ortega Saavedra, Caído en Combate y Hermano del actual Presidente de la República de Nicaragua.
En esa oportunidad compartió los recuerdos que guarda de sus hijos caídos con nosotros y nos decía con la firmeza que solo su experiencia y sus años puede dar, resumiendo sus palabras fueron las siguientes: la sangre de sus hijos no tiene precio, el único consuelo que recibe a diario es la libertad que hoy goza nuestra Nicaragüita.
El 15 de mayo de este año, falleció a dos meses de cumplir 96 años, esta Heroína de la Patria, cuyo ejemplo de valentía y entrega debe ser recordado por siempre. Murió como lo hacen los que nacen para servir, en un hogar humilde, alejada de los lujos que según este Mundo material merecía, pero con sus principios revolucionarios mas firme que nunca.
Y como dijo José Martí que es hombre o mujer diría yo, aquel que tiene un hijo, siembra un árbol y escribe un libro, Doña Petronila no necesitó escribirlo, porque su vida misma fue un libro, que no se cerró el 15 de mayo y lo mantendrá abierto la historia de nuestro País.
Que el Señor, abra ahora la puerta de su casa para que entre una hija que fue un medio para liberar a su Pueblo Nicaragüense.
Compañera Salinas, Presente.
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