El Pueblo Japonés ha sufrido en diferentes ocasiones la furia de la naturaleza y de la guerra, pero aún con toda la destrucción que esto les ha ocasionado, encontraron la manera de convertirse en uno de los Países más desarrollados del Globo Terráqueo, llegando ser la segunda potencia económica, desplazados este año, al tercer puesto por China, otro de los milagros económicos de Asia.
El 11 de marzo del 2011, quedará grabado por siempre en la memoria del mundo, se produjo quizá la mayor tragedia causada por desastres naturales en Japón, a mis consideraciones solo es superada por la destrucción causada por las Bombas Atómicas detonadas en Hiroshima y Nagasaki. Japón que siempre ocupa en los Diarios los Titulares Económicos y Tecnológicos, esta vez aparecía con un rostro distinto, el de la desesperación y la desesperanza, el de la miseria y las limitaciones, un rostro que algunas personas no creímos nunca ver en el solidario pueblo japonés.
Sumado al Terremoto y posterior Tsunami, Japón tiene que lidiar con la Emergencia Nuclear y las numerosas réplicas del movimiento telúrico, que tienen a una parte de la población –una población que no está acostumbrada a la austeridad- sin servicios básicos, sin hogar y con muchas carencias.
Inimaginable e impredecible, así es la naturaleza, pero siempre debemos esperar a que el sol salga, aún en medio de la desgracia y el olor a muerte existen historias que nos dejan seguir, teniendo esperanzas y fe, pensando en construir un nuevo futuro, queriendo que exista un mañana para compartir con nuestras familias y nuestros amigos. Y de compartir los nipones saben mucho, han cooperado con los países del mal llamado “tercer mundo” como el nuestro, sin entrometerse en los problemas internos del País, sin pretender nos convirtamos en su patio trasero, por eso es que esta tragedia enluta no solo a Japón, sino a todos los Pueblos que hemos recibido su apoyo, que nos han regalado esperanzas y la certeza de que nuestro País tendrá un futuro mejor.
Nuestro País no tendrá las suficientes riquezas para enviar ayuda material a los hermanos japoneses, pero toda nuestra solidaridad y apoyo los acompañan en este momento doloroso y aún hoy seguimos enviado toneladas de oraciones pidiendo que a dos meses de esta tragedia, se hayan cerrado las heridas del alma y hayan comenzado la reconstrucción material y espiritual de Japón.
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