Para la mayoría de los Poetas, incluyendo a Rubén Darío (Melancolía), la poesía es causa de locura, la poesía y la locura son inseparables, como Mcdonals y su Cajita Feliz o como la deforestación y el calentamiento global, pero a la vez es libertad, es encontrarle sutileza a cada cosa, es amor ¿Y quién dice que el amor no duele? Por eso el que ama la belleza de las palabras, convierte a la poesía en su vida y a veces en su muerte.
La Poesía habita en un mundo mágico, lejos de la gravedad, nos regala un espacio perfecto y un universo de reflexiones, cuantos no pensamos fríamente en nuestra muerte y el después de ella cuando leemos a Gustavo Adolfo Bécquer; “Cuando la muerte vidríe, de mis ojos el cristal, mis párpados aun abiertos, ¿quién los cerrara?...Cuando mis pálidos restos oprima la tierra ya, Sobre la olvidada fosa ¿quién vendrá a llorar?...De que pasé por el mundo, ¿quién se acordara?
La poesía nos da lo que la realdad nos quita, en sus alas infinitas arropa todos nuestros sueños y la razón de vivir. ¿Quién quisiera ser Poeta? Para temerle a la muerte y a la vez llegar a conocerla tanto como para resumirla en un verso. Quien quisiera vivir soñando despierto y escuchar atento cada latido del corazón, dedicarle hojas enteras a una sonrisa, fundir -sin razón alguna- la mirada en las olas furiosas del mar. Quien quisiera ir desesperado por este mundo, teniendo una esperanza. Quien quisiera que le llamen loco y cargar todo el día con una libreta.
Solo un verdadero Poeta.
RIMA IV
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Becquer
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