Recientemente terminé de leer un libro que puedo resumir en una frase “En Cada Joven Generación siempre hubo personas distintas, cuyas características influyeron en el desarrollo económico, social y democrático de sus Naciones”.
Del planteamiento anterior me surgió una interrogante ¿Cómo puede influir esta Joven Generación en el Desarrollo de nuestro País?
Muchas veces se tiene una concepción errónea de lo que es ser joven, generalmente se asocia a imprudencia, estatismo, diversión, irresponsabilidad e inexperiencia. Sobre esos “conceptos” descansa nuestra actual generación, quien tiene además que luchar con las limitaciones económicas, tecnológicas y filosóficas de los países del mal llamado tercer mundo.
A través de la historia los jóvenes hemos demostrado que tenemos la capacidad y espíritu suficiente para cambiar los ideales y modelos de la Sociedad. La fuerza e ímpetu de la juventud es capaz de cambiar sistemas políticos y generar cambios sustanciales en el mundo.
Me parece lamentable que los jóvenes nicaragüenses estemos sumidos en el peligroso juego de la Globalización. En este juego quienes pertenecen a países subdesarrollados solo deben absorber la cultura, políticas económicas, ideas y arquetipos de los países poderosos -superpotencias mundiales- convirtiéndose en simples espectadores de la historia del mundo, mientras unos la escriben otros son testigos. La idea de que un país subdesarrollado se convierta en una superpotencia Mundial, es en nuestros tiempos una Utopía.
Equipararnos con jóvenes que se encuentran mejor equipados tecnológica y económicamente hablando, requiere grandes esfuerzos y una rígida disciplina. Los jóvenes podemos contribuir con el desarrollo integral de nuestro país aportando nuestro desempeño intelectual a través la formación profesional, puesto que estaremos en mejores condiciones de incidir- de manera positiva y activa- en las políticas públicas del país y podremos exigir con firmeza, el respeto a nuestros derechos fundamentales, a la democracia, a la paz social, al estado de derecho, a la libertad de expresión, a un medio ambiente saludable, entre otros.
Las políticas erradas de algunos gobiernos de querer excluir las opiniones de la juventud, no hacen más que alargar el camino que nos lleve al progreso que tanto necesita nuestro país. Los jóvenes nicaragüenses tenemos la difícil misión de cambiar los ideales, actitudes y pobres valores que han sumido en la miseria a Nicaragua.
Y si creemos que un solo joven no puede cambiar la historia, quizá estemos equivocados, porque la idea nace en una persona, se reproduce por los que creen en ella y la realizan los que nunca se rinden. La juventud debemos entenderla como una etapa esplendida de la vida en la que somos capaces de convertir sueños casi imposibles en una realidad absoluta y como dijo alguna vez el Gran Rubén “Si pequeña es la Patria uno grande la sueña”, Rubén ya soñó a nosotros nos toca realizarlo.
Del planteamiento anterior me surgió una interrogante ¿Cómo puede influir esta Joven Generación en el Desarrollo de nuestro País?
Muchas veces se tiene una concepción errónea de lo que es ser joven, generalmente se asocia a imprudencia, estatismo, diversión, irresponsabilidad e inexperiencia. Sobre esos “conceptos” descansa nuestra actual generación, quien tiene además que luchar con las limitaciones económicas, tecnológicas y filosóficas de los países del mal llamado tercer mundo.
A través de la historia los jóvenes hemos demostrado que tenemos la capacidad y espíritu suficiente para cambiar los ideales y modelos de la Sociedad. La fuerza e ímpetu de la juventud es capaz de cambiar sistemas políticos y generar cambios sustanciales en el mundo.
Me parece lamentable que los jóvenes nicaragüenses estemos sumidos en el peligroso juego de la Globalización. En este juego quienes pertenecen a países subdesarrollados solo deben absorber la cultura, políticas económicas, ideas y arquetipos de los países poderosos -superpotencias mundiales- convirtiéndose en simples espectadores de la historia del mundo, mientras unos la escriben otros son testigos. La idea de que un país subdesarrollado se convierta en una superpotencia Mundial, es en nuestros tiempos una Utopía.
Equipararnos con jóvenes que se encuentran mejor equipados tecnológica y económicamente hablando, requiere grandes esfuerzos y una rígida disciplina. Los jóvenes podemos contribuir con el desarrollo integral de nuestro país aportando nuestro desempeño intelectual a través la formación profesional, puesto que estaremos en mejores condiciones de incidir- de manera positiva y activa- en las políticas públicas del país y podremos exigir con firmeza, el respeto a nuestros derechos fundamentales, a la democracia, a la paz social, al estado de derecho, a la libertad de expresión, a un medio ambiente saludable, entre otros.
Las políticas erradas de algunos gobiernos de querer excluir las opiniones de la juventud, no hacen más que alargar el camino que nos lleve al progreso que tanto necesita nuestro país. Los jóvenes nicaragüenses tenemos la difícil misión de cambiar los ideales, actitudes y pobres valores que han sumido en la miseria a Nicaragua.
Y si creemos que un solo joven no puede cambiar la historia, quizá estemos equivocados, porque la idea nace en una persona, se reproduce por los que creen en ella y la realizan los que nunca se rinden. La juventud debemos entenderla como una etapa esplendida de la vida en la que somos capaces de convertir sueños casi imposibles en una realidad absoluta y como dijo alguna vez el Gran Rubén “Si pequeña es la Patria uno grande la sueña”, Rubén ya soñó a nosotros nos toca realizarlo.
Esta buena este blog,hable de los titulos valores de nicargua
ResponderEliminarPor fin un articulo que refleje como vencer los miedos de nuestra generacion.
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